domingo, 20 de octubre de 2013



Alex Brendemühl y Florencia Bado brillan con luz propia en El médico alemán (Wakolda)





El tema del nazismo es uno de los más recurrido en el cine, las grandes catástrofes y masacres aseguran una historia que cuanto menos llama con gran fuerza la atención del espectador. 

Tras leer la novela Wakolda de Lucía Puenzo, me sumerjo en su versión cinematográfica para sentirme ligeramente decepcionada. Desde el principio hasta el fin, la historia se desarrolla como si de una carrera de velocidad se tratase, apenas se detiene a explicar, profundizar y concretar ciertos aspectos de la historia que pueden resultar intrigantes y del gusto del espectador. 

Este largometraje relata la historia del doctor nazi Josef Mengele que huido de la justicia desarrolla en su exilio experimentos con animales y humanos en aras de alcanzar la perfección de la raza. Una familia argentina y su peculiar hija se cruzará en su camino para convertirse así en su objeto de estudio.

La interpretación de Alex Brendemühl como el médico alemán resulta magnífica, un personaje oscuro y enigmático que junto a Florencia Bado en su interpretación de Lilith, una joven con problemas de crecimiento, dotan de fuerza al relato. Pese a esto, Lucía Puenzo se muestra escasa a la hora de exprimir este papel principal y la relación de ambos,   negando, por tanto, de una gran riqueza a la historia que podría haber dado mucho más de sí. 

Para mi gusto, falta intriga, falta ese hilo que mantiene al espectador en vilo por saber que pasará, ya que de manera ciertamente precipitada llega el previsible desenlace de esta historia. Las majestuosas localizaciones y una gran fotografía dotan de belleza a este relato con una trama poco elaborada y que deja al espectador con muchos cabos sin atar.



domingo, 6 de octubre de 2013


¿Qué pasa con nuestra cultura?




Parece que aquello que embellece nuestras mentes y satisface nuestras inquietudes, todo lo bello que forma la cultura de nuestro país se está diluyendo poco a poco y corre el riesgo de desaparecer. 

Cada vez son menos los que acuden a las salas de cine de nuestro país alegando los elevados precios y la falta de buenas historias que realmente valgan lo que una butaca. Y ni que decir tiene que si hacen un esfuerzo por ir, el cine español es la última de sus opciones ya que, no nos engañemos, nuestros largometrajes no gustan en esta sociedad que sin embargo enamoran a otras.

Además, la buena música se pierde entre la piratería, cada vez son menos los que acumulan CDs en sus estanterías, comprar estos objetos de coleccionista ya no se lleva, puesto que, ¿quién paga por algo que puede obtener gratis?

Los teatros amenizan a unos cuantos pero no captan la atención de muchos ya que la juventud de hoy día prefiere sentarse frente al televisor para contemplar como cuatro jovencitos buscan la aprobación de sus madres para encontrar a una esposa o para admirar la convivencia de un grupo de especímenes sacado de los sitios más recónditos de España. Por desgracia, la telebasura prima por encima del buen gusto.

Y para seguir aplastando al arte van y presentan los presupuestos generales de 2014 en los que una vez más la cultura sale perdiendo, en este caso un 0,7%. ¿Qué está pasando señores? ¿A dónde vamos a llegar? Si ni siquiera los altos mandos de este país creen en nuestra capacidad para crear buenos productos culturales ¿cómo va a creer la sociedad?

Leer un buen libro, sumergirte en otro mundo, soñar y sufrir con historias ficticias contadas con delicadeza también se degrada para dar paso a una literatura basura cargada de historias eróticas dignas de una película porno casera. 

Seamos sinceros, la subida del IVA y la crisis económica no son las únicas causas de nuestra pérdida de interés, y yo solo puedo preguntarme, ¿qué está pasando con nuestra cultura?