martes, 5 de marzo de 2013


El lado previsible de las películas



Una típica historia de amor en la que todo acaba como pensabas




Tras conocer las numerosas nominaciones y premios obtenidos por la película de David O. Russell y con expectativas muy altas me dispongo a ver El lado bueno de las cosas. 

Pat, interpretado por Bradley Cooper, regresa a casa después pasar ocho meses en una institución mental tras sufrir un episodio en el que atacó al amante de su mujer.  Hasta aquí parece un buen inicio de película. 

Pero, la trama se desarrolla lenta y ciertamente aburrida, mi compañera de butaca apenas puede mantener sus ojos abiertos hasta que entra en acción Jennifer Lawrence. Entonces, toda mi atención se centra en la oscarizada actriz que le quitó el merecido premio a Naomi Watts por su interpretación en Lo imposible. 

Tiffany, una joven algo trastornada tras perder a su marido y con cierta mala fama entre el vecindario, aparece para dar aún más la vuelta, si cabe, a la vida de Pat. Las premisas base parecen ser interesante pero todo acaba en un final de lo más comercial y ñoño. Volvemos a las comedias románticas en la que siempre triunfa el amor, ya sea entre dos adolescentes o dos personas poco cuerdas.

Una interpretación aceptable pero no sobresaliente de sus protagonistas en la que se puede destacar la de Robert de Niro que pasa de ser un padre obsesionado con el bienestar de su hija en 'Los padres de ella' a ser un obsesivo del fútbol americano en este filme. 

Algo más de dos horas de película en las que apenas hay sorpresas y en la que su autor juega demasiado a la repetición. Parece que la campaña de marketing ha cumplido con todas sus tareas y ha encumbrado a esta película que no hace otra cosa que enmascarar la típica historia de amor con ciertos matices interesantes pero que no me transmiten la profundidad del relato que esperaba. 

Mi recomendación, no tengan prisa en verla, con las precios actuales del cine guarden su preciado y escaso dinero para otras grandes obras que están aún por llegar. 


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